En verano, los domingos por la tarde Matilde sale a pasear por la avenida. Siempre se para en el puesto de los helados:
- ¡Buenas tardes Don Roke!- saluda ella.
- ¡Buenas tardes Doña Matilde! ¿Le pongo lo de siempre?- responde él.
-¡Aqui tiene, un cucurucho de chocolate con una gran bola de helado de naranja! ¡Que usted lo disfrute!- dice Roke.
- ¡Muchas gracias! ¡Que pase usted una buena tarde!- se despide Matilde.
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