lunes, 2 de agosto de 2010

buenos días señor banquero

Era domingo por la noche. Matilde no podía dormir. Contaba ovejas: 1 oveja, 2 ovejas, 3 ovejas,... pero de pronto las ovejas se ponían a correr y a saltar y Matilde ya no podía contarlas. Ni siquiera el ruido de cacharros que hacía el Señor Fantasma en la cocina la relajaba. Estaba nerviosa porque a la mañana siguiente tenía una cita en el banco para pedir un préstamo. Las inundaciones del invierno pasado habían dejado inservible gran parte de la planta baja de su casa y Matilde quería arreglarla y preparar una habitación para el Señor Fantasma. El armario en el que dormía ahora se le hacía algo pequeño...

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