Al Señor Fantasma se le veía feliz. Y no solo se le notaba por el brillo de sus ojos, por su sonrisa y porque silbaba a todas horas, se le notaba también porque se afeitaba mas a menudo, olía a colonia y había colocado cortinas y flores de muchos colores en las ventanas de su nueva casa. Matilde lo tenía claro:
¡El Señor Fantasma estaba enamorado!
No hay comentarios:
Publicar un comentario