El día había sido negro: todo se había torcido, nada había salido como estaba previsto.
Matilde llenó la bañera con agua caliente, sales y mucho, mucho jabón espumoso. Metió la mano y comprobó que estaba demasiado caliente, así que abrió un poco más el grifo de agua fría. Después volvió a probar, y como ya tenía la temperatura perfecta se quitó el albornoz y se metió en la bañera. Como si de una sirena se tratara cogió aire y sumergió la cabeza dentro del agua. Por unos segundos imaginó que su familia y sus amigos más queridos estaban allí con ella, que había besos y abrazos, y que todos reían.
Cuando volvió a sacar la cabeza del agua vio de nuevo la vida de color de rosa.
me voy a dar un baño....muchas gracias.besos
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