Cuando Matilde bajó a la cocina, el Señor Fantasma estaba terminando de fregar y sobre la mesa descansaba un suculento desayuno reciclado: había torrijas hechas con el pan del día anterior y mermelada casera preparada con las miles de fresas que este año había dado el huerto. Y además, aprovechando que solo quedaba un yogur y que había una caja de leche a punto de caducar, el Señor Fantasma había hecho yogur para beber.
mmmmm que rico!
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