
Así fue cómo Matilde descubrió que el secreto de aquellas riquísimas bolitas no era la miga de pan mojada en leche, ni el huevo, ni la sal y pimienta que le añadía a la carne picada. ¡No! ¡El secreto de aquella exitosa receta era el paté! ¡Si, p-a-t-é! ¡Una cucharada de paté añadido a la mezcla! Ese era el ingrediente que le daba a las albóndigas del Señor Fantasma aquella jugosidad y sabor tan especial.
Matilde nunca lo hubiera imaginado...
Muy bonito el conjuto del señor fantasma...y el truco de las albondigas también, gracias por compartir-lo, lo probaré algun dia :)
ResponderEliminarBesos!!!
Qué telitas tan bonitas y el conjunto con el gorro,precioso!
ResponderEliminardespués de "salsear", me ha encantado el blog...
ResponderEliminarTienes arte, que sí... y me has arrancado desde la horizontal de mi reposo, un montón de sonrisas...
te ha quedado genial
ResponderEliminarEl viernes estuvo el señor fantasma visitándonos e hicimos galletas de turrón. No son una gran delicatessen pero lo pasamos muy bien amasando y dándoles forma ( lunas, estrellas, flores, corazones...). Muchas gracias señor fantasma, eres un gran amigo y un gran chef ;-)!!
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